sábado, 15 de octubre de 2011
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Piénselo dos veces

sábado, octubre 15, 2011
Quería estar en cine viendo una buena película, la época de estar mirando películas en mi viejo DVD y de intentar de ver una película completa en la incómoda silla que tengo frente al computador: había sido agotada.

Así que me llené de valor para ir a hacer la fila en cine. Y llegué, y compré la boleta, y adquirí las botanas para aprovisionarme a disfrutar de los trailers que tanto entusiasman porque todos están hechos con el mismo ritmo cinematográfico "suspensorio" de novela, y con el mismo tono melódico de Wagner en orquestación privada del Tercer Reich.


Y empieza la película… Han pasado 15 minutos desde el inicio y aun siguen vendiendo boletas.  Sé que no es un teatro en donde se prohíbe la entrada una vez iniciada la obra pero, ¿a qué entra uno 15 minutos después de haber empezado el metraje? Ya se perdió por lo menos toda la caracterización del filme. Algunas veces alcance a ir con alguien que incluso cronometraba el tiempo para entrar en el preciso momento en que cerraban el "obturador" de la pantalla para volverla de 35 mm. Era el momento en donde uno ya había perdido la oportunidad de ver de qué tratan los cortometrajes que pasan para evadir impuestos las distribuidoras.

Y ahora si… ya la película iniciaba pero no sin antes percatarme que detrás de mí, delante de mí, a un lado o al otro tenía que estar el grupillo molestó que va a cine a "no ver cine". Guarever, ya estaba ahí. Así que a disfrutar del séptimo arte. Séptimo por que hace rato había pasado por la cuarta arte, que viene siendo la música (que va después de la danza, la arquitectura y la escultura) y era la música la que no registraba bien en un recinto (o en este caso antro) hecho para que precisamente ese arte registre bien. He caído en una especie de anti-racha sonora que no me ha dejado ir a disfrutar del dolby surround y demás artilugios sonidísticos que poseen estas salas de última generación, ya he llegado a pensar que activar esos sistemas sonoros es anti-rentable y por eso lo desconectan, les debe llegar una factura de energía altísima. Obvio, no puede ser otra razón…

La experiencia ha resultado divertida porque iba en buena compañía, fue más divertido tratar de caerle a la amiguita con la que fui que tratar de entender porque estoy últimamente prefiriendo quedarme en casa a comer crispetas baratas, y parar la película cuando quiera, y a encender el sistema 7.1 que tengo (que además si funciona bien) que salir a torturarme con el bajísimo espectáculo sonoro y visual en el que se ha convertido el cine en, ¿quién lo iba a creer?, en una sala de cine, sobre todo cuando el 3d aun no cosquillea a quienes van a ir ver dramas urbanos o películas colombianas. Aun con todo, el asunto amiguita (levante o cacería) pesa… pero no siempre… piénselo dos veces…

Opinión by: anonymou5
(Nota al pie de página: CityCali y sus socios fundadores se liberan de cualquier responsabilidad laboral, sicosocial, mental y contractual por este tipo de opiniones).


 
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