Qué lamentable está el hueco "de por" tu casa, así me dijeron hace unos días, recordaría incluso si me lo hubieran dicho hace unos años. La revolución del bacheo parece que nunca comenzará. Más rápido terminarán socavando los erarios públicos en pro de campañas diseñadas para darle pan y circo al pueblo pero no para dotar de asfalto a las carreteras. Y que conste, soy más peatón que conductor. El conductor irracional que todos llevamos dentro decidió tomarse unas vacaciones largas ante tan atroz y mísera situación en la que se encuentran los caminos vecinales que nos rodean.
En ocasiones miro postales de las “extranjas” y veo ecuánimes vías de placer y ocio bien construidas, derechas, curvas, con peralte, sin “Peralta” (en referencia a tanto ladrón de cuello cuello blanco y trasero untado) y mantenidas. Pero no, acá no… no señor, sus impuestos no se extraen para eso, se exprimen para que una gorda y fea directora (de proyectos y contadora de profesión) se los robe pasando propuestas de mejoramiento a las comunidades menos favorecidas y más brutas a través de términos de referencia escritos para ser evadidos y burlados, cual cualquier concurso musical mal copiado y peor organizado como cartel de la entidad federativa de Sinaloa (en concierto para delinquir).
El hueco crece, de eso no hay duda, por donde se mire seguirá creciendo y habrá que esperar a ver si la nueva dirigencia trepada no lo sigue agigantando. Por lo pronto a subirse al transporte público evitando en los trayectos a cuanta garulla, ladrón y hueco se atraviese. Salgo a delinquir. Dios los guarde y las vírgenes los protejan.